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sábado, 30 de abril de 2016
Dita von Teene y el vintage - Wikipedia y Giovanni Aretino
A los 19 años empezó a trabajar en un
club de striptease local y
abandonó la universidad porque "ya estaba trabajando en lo que quería".
Tras experimentar con drogas en dicho local durante unos años tuvo que ponerse
implantes de silicona en los
pechos ya que, según dijo, las drogas los habían hecho desaparecer y,
aconsejada por un amigo, se trasladó a otro local de mejor calidad. Allí, sus
guantes y corsés estilo retro llamaron la atención de la
revista Playboy, para la que posó poco después,
rebautizada 'Dita' por la actriz alemana Dita Parlo y 'Von Teese' tras buscar
apellidos en una guía telefónica (originalmente era Von Treese pero
se imprimió mal). Aun así, Dita ha dicho en varias ocasiones
que Playboy no la descubrió, sino que fue
ella quien hizo lo posible para salir en la revista.
La mujer vengada - Marqués de Sade
Remontémonos a las épocas gloriosas en
las que Francia tenía numerosos señores feudales que gobernaban despóticamente
sus dominios, en vez de treinta mil esclavos envilecidos ante un solo rey.
Cerca de Fimes vivía el señor de Longeville, en su vasto feudo, con una
castellana morena, no demasiado bella, pero muy impulsiva, avispada y sumamente
amante de los placeres. Ella contaba con unos veinticinco o veintisiete años de
edad y él, como mucho, treinta; pero, como llevaban casados ya diez años, cada
uno hacía lo que podía con objeto de procurarse las distracciones necesarias
para aplacar el tedio matrimonial. La población, o más bien el villorrio de
Longeville, no ofrecía excesivos estímulos; sin embargo, desde hacía dos años
él se las arreglaba discreta y satisfactoriamente con una campesina de
dieciocho años, tranquila y cariñosa, llamada Louison. La agradable tórtola
acudía cada noche a los aposentos de su señor a través de una escalera secreta,
construida a tal efecto en una de las torres, y por la mañana levantaba el
vuelo antes de que la señora entrara en la alcoba de su marido, cosa que solía
hacer a la hora del almuerzo.
La orgía - José Zorrila
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La sombra nos cobija Con su tapiz de duelo; Cansado ya del cielo, El sol se hundió en la mar. El mundo duerme imbécil, Vacilan las estrellas; En torno a las botellas Venid a delirar. Venid, niñas sedientas De libertad y amores, Que fiestas y licores Dan libertad y amor; Húmedos de esperanza Traed los ojos bellos, Sin trenzas los cabellos, La frente sin rubor. |
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