Se habla muy poco de la masturbación femenina, un tema tabú
con el que se fantasea en la ficción. Pero, ¿por qué es importante? ¿Puede
explicar rasgos de la personalidad? Descubrimos con una sexóloga los secretos
del autoplacer.
En Nueve semanas y media, drama de
alto contenido erótico de Adrian Lyne (precursora de películas como 50 sombras de Grey) Kim Basinger se lo montaba
sola, sentada en una silla, mientras veía en la oscuridad diapositivas de su
galería de arte. Otra rubia explosiva de Hollywood, Sharon Stone, utilizaba el
agua caliente del jacuzzi de su apartamento en Acosadamientras
era observada por el voyeur William Baldwin, que había instalado
monitores por todo el edificio a lo Gran Hermano. Los vibradores dejaron de
ser, en parte, un tema tabú gracias a la serie Sexo en Nueva York, en la que Charlotte decidía sustituir
a cualquiera de sus amantes por un aparatejo electrónico apodado ‘El Conejo’.
En Grace y Frankie, serie actual deNetflix, la
septuagenaria Jane Fonda se provoca una luxación en la mano al intentarlo por
primera vez con un novedoso artilugio de sex shop. ¿Y qué decir del cine
español? Pedro Almodóvar metió en la bañera a Victoria Abril y a un pequeño
juguete con forma de submarinista que se le colaba entre las piernas en ¡Átame!
La ficción ha recreado estas imágenes
onanistas, que no se corresponden siempre con la realidad y en las que suele
imponerse la fantasía. “Ocurre como en las películas porno. La erótica de la masturbación femenina está destinada a un público masculino que fantasea con cosas que
creen que son sensuales”, explica
Ana Sierra, psicóloga y terapeuta sexual y de pareja, que presenta el programa Sexualiza2 en Miami TV; “No refleja siempre la
verdad, aunque hay mujeres que admiten esos roles masculinos para su propia
satisfacción”. A la pregunta de qué ficción recomendaría sobre este tema,
aconseja Lie with me. El
diario íntimo de Leila (2005),
con Laureen Lee Smith y Eric Balfour. En este filme canadiense, Leia se acuesta
con hombres en encuentros muy breves hasta que conoce a David, con el que
iniciará una tórrida relación sexual y en la que aparece la que considera “una
de las escenas de autoplacer femeninas más realista”.
Pero, antes de entrar en materia, ¿por qué es importante masturbarse? Según la psicóloga consultada,
satisfacerse a una misma es primordial “si se valora la sexualidad porque ello
incluye el autoconocimiento”. “Conocernos ayuda a relacionarnos, el placer da
la felicidad. Además, disminuye los niveles de estrés y se realiza un trabajo
cardiovascular que reduce las enfermedades del corazón”. En su libro Sex Yourself y a través de su blog Good for Her, la
sexóloga Carlyle Jansen incide especialmente en que la masturbación, además de reforzar las endorfinas, ayuda a
saber lo que quieres de tu pareja y también a no esperar a que otro te de
placer. Y
concluye con una ocurrente reflexión: “Será por algo que nuestros brazos tienen
la longitud adecuada para llegar a nuestras partes”.
¿Puede explicar la forma de masturbarte
cómo es tu personalidad? Veamos:
En cuanto al
tiempo…
Si te tomas tu tiempo, eres de las que
preparas un baño relajante, con velas, vino, en una especie de ritual, como si
tuvieras una cita contigo misma… serás, según comenta Ava Cadell en La guía del kamasutra para
idiotas, una mujer a la que le
gustan los preliminares, incluso algo romántica; es lo que ella llama “la
autoseducción”. Para Sierra, “esto de ser unasuperwoman es cada vez más complicado, no hay
tiempo para casi nada, así que son mujeres que valoran su sexualidad, el
tomarse ese tiempo, aunque no creo que tengan por qué ser románticas. El toque
romántico lo asocio más a cuando se comparte el ritual en pareja. En cualquier
caso, es una mujer a la que le gusta la relajación y el autodisfrute”. Y
destaca cómo algunas de sus pacientes eligen al menos un día para
autocomplacerse.
En el caso de que carezcas de tiempo y
aproveches los fines de semana… según Sierra “la mujer, en este caso, puede
buscar conseguir un maratón de orgasmos y tener así cubierto el resto de la
semana. Sería una forma también de liberar estrés”. Carlyle Jansen lo llama “la
guerrera del fin de semana” porque maximiza el momento y le pone esfuerzo. “Es
una mujer que solo busca lo mejor”, dice.
En cuanto al
lugar…
Si te metes en la cama boca abajo entre
las sábanas… podría relacionarse con las chicas más jóvenes, que temen ser
descubiertas, pero si son mujeres adultas puede haber un elemento de
culpabilidad, incluso de sumisión. “Son mujeres que están ancladas en el
aprendizaje infantil, cuando, tal vez, tuvieron su primer contacto al rozarse
con la almohada o con un peluche”, destaca Sierra. “Es una mujer menos abierta,
que vive su sexualidad con vergüenza, que no ha desarrollado otras vías. Aunque
también cabe la posibilidad de que haya probado otras formas y le guste esta en
concreto”. Al contrario, si “la mujer mantiene las piernas abiertas es probable
que posea una mentalidad mucho más abiertas”. La sexóloga ha tratado casos de
mujeres frígidas “que con la masturbación pueden liberarse” o que sólo alcanzan
el orgasmo con la masturbación.
En el caso de la ducha, otro tanto de lo
mismo. Hay mujeres que ven la masturbación como algo sucio porque así se lo han
enseñado cuando era pequeñas y bajo el agua sienten menos presión. Carlyle
Jansen destaca en su blog cómo “la alcachofa de la ducha sobre la vulva puede
favorecer el aprendizaje ya que es un cruce entre los dedos y un vibrador
suave”.
Si no te importa que te pillen… podría
demostrar una gran confianza en ti misma, pero también un punto exhibicionista
que, en ocasiones, habría que tratar. Según la experiencia de la sexóloga,
sería un tema preocupante si “genera una obsesión y se realiza el acto de forma
compulsiva, incontrolable, o si afecta a terceras personas, ya sea porque son
tus hijos los que lo ven, por ejemplo”. Si no hay nada de esto, esta opción
puede añadir emoción. “Todos somos voyeurs a cierto nivel. Si a ti te gusta que te vea tu vecino
no hay ningún problema en ello”.
En cuanto a
la técnica…
Si usas solo tus dedos, “denota miedo a la sexualidad o cierta represión”, según Sierra. Pero si el problema es
el tiempo, “la estimulación del clítoris es el método más rápido y efectivo”, lo
que denotaría una mujer a la que le gustan las cosas sencillas y directas. La
estimulación de 8.000 terminaciones nerviosas que hay en el clítoris provoca un
placer intenso con el mínimo esfuerzo.
Si eliges siempre un dildo o un vibrador
puede deberse a varios motivos. Hay mujeres que necesitan esa potencia para
alcanzar el orgasmo. También, según Sierra, “puede haber una asociación
psicológica que facilita fantasear con que estás con un hombre, ya que el
placer en sí se asocia con un pene”. Para aquellas mujeres que nunca usan un
consolador, “podrían ser mujeres más tradicionales, a las que les cuesta
introducir un aparato de goma, incluso hay algunas que hasta lo ven como algo
perverso”.
En cualquier caso, Ana Sierra concluye
que el tiempo y valorar la
sexualidad son los dos conceptos a tener en cuenta a la hora de dedicarnos unos
minutos a nosotras mismas. “Tu autoestima aumentará si te tomas
tu tiempo, sentirás que te lo mereces y que no tiene por qué ser solo algo
genital. Por eso, siempre es más importante de los dos factores que valores la
sexualidad ante todo, porque conocernos a nosotras mismas servirá también para
entender a los demás y para que los demás sepan lo que nos gusta en el terreno
sexual”.
Cuando se produce una desconexión general del cuerpo y sientes que el cuerpo vuela a los reinos del placer, es porque se ha alcanzado un orgasmo. La masturbación es un arte que hay que saberlo cultivar para que el goce nos haga escuchar los sonidos celestiales. Cuando no preparamos el escenario y no estimulamos la imaginación, cuando no nos tomamos el suficiente tiempo para ir ascendiendo en la excitación, la masturbación se vuelve un desague de placeres fugaces.
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