Son muchas los motivos y pocas las
explicaciones que hacen del sexo anal un tabú en pleno siglo XXI. Los estudios
relacionados a esta práctica sexual son contados y, sin embargo, a cada minuto,
alrededor del mundo, miles de parejas lo experimentan.
Que el sexo anal siga siendo un
tema tabú y, por consiguiente, poco estudiado, podría explicar el porqué de la
anodispareunia —dolor intenso durante la penetración por el ano. Para tener más
noción sobre esta práctica y todo lo que la rodea, el científico Aleksander
Stulhofer, de la Universidad de Zagreb, realizó un estudio que se centraría en
mujeres jóvenes y su relación con esta práctica sexual.
Para los estadounidenses, el sexo
anal ha ido en incremento. En la década de los 90, solo un cuarto o un tercio
de mujeres y hombres lo habían experimentado. Veinte años después, los números
han crecido. De acuerdo a datos de la Encuesta Nacional de Salud Sexual y
Comportamiento, el 40% ó 45% de mujeres y hombres han recurrido a la
penetración anal.
Otras estadísticas muestran que las
tasas de masturbación, sexo vaginal, sexo oral, y prácticas afines, han
incrementado y rebasado al sexo anal. Esto solo es la punta del iceberg. A
manera de ejemplo, se podría decir que la penetración anal es como el uso de
drogas: su consumo crece con el paso del tiempo y, sin embargo, la gente lo
calla, esconde o sataniza. Pero a diferencia del consumo de estas sustancias,
el sexo anal puede resultar benéfico (y placentero) para quienes lo practican.
Sin embargo, científicos creen que el uso de pornografía habría permitido que
más personas tengan recurran con más recurrencia a esta variante sexual.
Investigaciones han demostrado que de las escenas estudiadas en distinto sitios
porno, esta práctica tuvo presencia en el 56% de ellas, incluso datos revelan
que el 5% de los estadounidenses tuvo sexo anal en su última relación sexual.
Aunque un halo de placer,
experimentación y nuevas experiencias rodea a esta práctica sexual, es
necesario mencionar que sigue siendo uno de los actos más riesgosos cuando de
contagio se trata, principalmente de VIH.
Otras investigaciones han
demostrado que lo que sabe del sexo anal es nada en comparación a lo que no se
sabe. Esto hace que sea más difícil para las escuelas, padres de familia y
educadores transmitir un conocimiento real sobre esta práctica.
Aleksander Stulhofer y su equipo de
investigadores encuestaron a más de 2 mil mujeres de entre 18 y 30 años sobre
sus experiencias con este tipo de penetración y el dolor relacionado a ella.
Los resultados fueron fundamentales porque mucho se habla del dolor y aquellas
cosas que pueden ayudar a reducirlo (juego previo y lubricantes) y , sin
embargo, poco se sabe hasta ahora, ya que son prácticamente nulas las
investigaciones científicas al respecto.
El equipo de la Universidad de
Zagreb encontró que cerca de la mitad de las participantes en el estudio (49%)
tuvo que interrumpir su primera experiencia de sexo anal porque resultó
demasiado dolorosa; un dato que llamó más la atención fue que de las
encuestadas, solo el 52% había utilizado lubricante. Un 17% experimentó dolor
pero aun así continuó y solo una cuarta parte mencionó que su primera
experiencia de este tipo había sido cómoda, placentera y agradable.
Dicho esto, dos terceras partes de
las 2 mil mujeres encuestadas probarían de nuevo sexo anal que, por supuesto,
fueron aquellas que durante su primera vez no experimentaron dolor y sí mucho
placer. Cerca del 9% de las mujeres que tuvieron sexo anal por lo menos dos
veces durante el año pasado, dijeron haber experimentado dolor.
Es importante recalcar este 9%, ya
que nos dice que la proporción de mujeres que sufren dolor durante una
penetración vaginal es equiparable a aquellas que sufren en cuestión anal.
Además, entre el 9% y 10% de ellas experimentaron dolor vaginal en actividades
cotidianas, como subirse al auto o sentarse. Este porcentaje también se acerca
al 10% ó 14% de mujeres que experimentaron dolor durante el sexo anal, y aunque
el estudio de la Universidad de Zagreb preguntó a las mujeres sobre las
posibles causas del dolor (poca relajación, poco jugueteo previo y poca
lubricación, principalmente), aun no se puede determinar una causa clínica.
Los científicos creen que, como la
vagina y la vulva, el dolor del ano pueda ser ocasionado por trastornos de la
piel, como el liquen escleroso, que puede afectar la piel genital, incluida la
del ano, aumentado la posibilidad de malestar, dolor o desgarro; ciertamente la
falta de información puede ser una de las causas del dolor, pero no la única ni
la principal. Algunos hombres y mujeres cumplen al pie de la letra los
estatutos previos a la penetración anal: masajeo, lubricante, relajación y, sin
embargo, el dolor sigue presente, esto ya derivaría en cuestiones médicas que
poco han sido estudiadas.
Dados los resultados de la
investigación de Aleksander Stulhofer, es necesario que la comunidad médica y
científica centre más esfuerzos en determinar las causas reales de una práctica
que cada vez se expande más entre todos los amantes del planeta.
Autor: Editor DJ el Jue, 11/10/2012 - 14:56.
DJ
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