Era ya un señor mayor para mi edad, yo tenía veinticinco
años y él tendría unos cincuenta. Cada vez que iba a verlo para llevarle mis
zapatos el me saludaba alegremente:
-Buenos días señora bonita!!!
-Buenos días señor Juan!!
-Que se le ofrece a mi clienta más hermosa de toda la
colonia?
-Claro que si hermosa señora!!!, solo dígame que hay que
hacerles?
-Póngales suelas por favor, le dije señalando los zapatos.
-Está bien, pero necesito que se los mida para ver cómo le
aprietan, porque los voy a coser de nuevo y no quiero que aprieten sus lindos
pies, ¿me permite?
Diciendo esto, me señaló una sillita en la que apenas podía
yo caber, así que me agarró de la mano y yo dirigí mi gran trasero a la silla,
sentándome y acomodando mi admirado trasero mientras le decía,
- A ver si no me caigo, estaá muy chiquita su silla Don
Juan,
-No se preocupe mi hermosa, aquí la levantamos con todo el
cuidado del mundo si se me cae, que no lo creo, porque hasta ahora, ninguna
clienta se me ha caído.
- Ah, y tiene muchas don Juan?
-No señora, muy poquitas, y usted es la más bonita de todas.
-¡Ay! gracias Don Juan, me levanta el ánimo con esos
piropos, le decía mientras él se agachaba a ponerme el zapato y yo
levantaba el pie para que me lo acomodara, siendo tan descuidada que levanté el
pie de más, empujando la silla para atrás y cuando estaba a punto de caer el me
cogió del pie jalándome hacia él, por el impulso regresé hacia donde él estaba
en cuclillas ya con las piernas levantadas y abiertas, y enseñando los calzones
descaradamente pero sin intención, con tan mala suerte que el impulso de regreso
me llevó literalmente a empujarlo, cayéndonos los dos al suelo
estrepitosamente, sin más y por los nervios, empecé a reir y él, pasado el
susto y al ver que no me había pasado nada serio, también reía celebrando mi
descuido. No me había dado cuenta de que yo estaba encima de él, hasta pasadas
varias tandas de risa de ambos, en las que por los espasmos naturales, yo me
apoyaba en su pecho mientras el reía y su cuerpo se movía espasmódicamente
estando yo acomodada de rodillas y encima de su cuerpo. Poco a poco dejé de
reir, y así, apoyada en su pecho, levanté la vista para descubrir a Don Juan
que había acabado de reir y ahora me miraba fijamente. En sus ojos vi mucha
soledad a pesar del gesto alegre de su cara, y no se qué me pasó, pero así, yo
encima de él, lo besé, si, besé a Don Juan, con los ojos cerrados y con todo el
cariño que me invadió en ese momento. Cogí su cara y lo besé profundamente,
bebí su viejo aliento, sin decir nada, empecé a sentir en mi vientre, como
despertaba su dureza. Mientras lo besaba mis manos recorrían su cara y su
cuello, y sus manos torpes atraparon mi cintura atrayéndome más hacia él y
apretándome a su cuerpo. La dureza de su verga era ya más que evidente y
amenazaba con romper los pantalones de Don Juan, así que le pregunté mimosa,
-Qué es esto que tiene aquí Don Juan?
-Perdóneme usted, señora, pero no es mi intención.
-Mmh, no es su intención que, Don Juan? le preguntaba
mientras era yo quien lo besaba y acariciaba.
-Discúlpeme doña Lili, usted merece todo mi respeto y no
quiero que piense que yo quiero abusar de usted.
-Don Juan, y no quiere abusar de mi?
-Señora, es que es usted tan bonita y tan hermosa, que jamás
creería que pudiera siquiera aspirar a una mirada seria suya.
-Entonces, no le gusta como estoy con usted? le pregunte,
-Noooo, siiiiii!, ay, ya no se ni lo que digo, es usted un
sueño señora, no quiero ofenderla , me decía apenado.
-Pero Don Juan, y si yo le pido que me ofenda?, le decía
mientras movia mi cintura apretando más mi vientre a su cada vez más dura
verga.
-Por Dios!, suspiraba Don Juan, sin creer que yo lo estaba
besando a él y más, estaba encima y provocándolo descaradamente mientras, el
paseaba sus manos nerviosas de la cintura a mis nalgas sin saber dónde
acomodarlas, yo bajé mi mano derecha para su entrepierna y apretando su verga
sobre la ropa le dije:
- Me deja hacerle , Don Juan?
-Mi hermosa aparición, usted me puede hacer todo lo quiera,
por favor, respondió suspirando y con los ojos cerrados de placer, mientras yo
lo besaba. Empecé a desabrochar su cinturón, atrapé con mis pies el pantalón y
lo empujé hacia abajo mientras mi mano traviesa se metía debajo del calzón de
Don Juan atrapando su dura verga, que ya despuntaba una gota de líquido seminal
que atrape con los dedos mientras le preguntaba susurrándole al oído:
- Don Juan, me deja violarlo? me deja meterme esta rica tranca
dentro de mi?
-Si señora, la dejo hacerme lo que usted quiera, me decía
mientras suspiraba incontrolablemente. Mi vestido nos cubría a los dos , debajo
de él, ya don Juan estaba desnudo de la cintura a las rodillas, y yo tenía
puesta mi pantaleta, así que sin soltar la punta de su rica y húmeda verga, con
los otros dedos la arrimé para que no estorbara , quedando la punta de su verga
en la entrada de mi vagina.
-Ahhh, suspire extasiada al sentir la íntima caricia que
prolongué debido a que atrapada con mis dedos hacía que me recorriera de arriba
hacia abajo toda la vagina, dejando su húmedo rastro y provocando mi propia
humedad. Don Juan no abría los ojos, estaba extasiado, solo sus manos me
recorrían hasta que finalmente y con un gesto de atrevimiento las metió abajo
del vestido para atrapar mis nalgas que apretaba deliciosamente, yo me dejé
caer lentamente mientras su rica estaca se me enterraba cada vez más, levanté
mi torso cual jinete para sentir más intensamente la estacada que me estaba
dando el viejito hasta que los vellos de
mi vagina se restregaron con los vellos de mi cogedor, entonces empecé un
movimiento lento de atrás hacia adelante para disfrutar de esta rica cogida que
me estaba dando Don Juan. Mis movimientos eran lentos y acompasados, solo movía
la cintura mientras mi lindo viejito me agarraba las nalgas fuertemente solo
para seguir el movimiento que yo hacía para darle más placer, y era lo único que
podía hacer, porque yo lo tenía atrapado contra el piso.
-Le gusta don Juan? le gusta tenerme asi? le gusta estarme
cogiendo?,
-Si Doña Lili, me fascina, respondió Don Juan, finalmente
abriendo los ojos,
-Jamás hubiera ni siquiera imaginado que me la iba a estar
cogiendo así algún día, es más, que usted me iba a coger a mí, un viejo bueno
para nada.
-No diga eso mi viejito, que ahora me está sirviendo de
mucho a mí, mire nomás, que cogida me está usted dando, le gustan mis nalgas? -Si
Doña Lili, tiene usted las nalgas más hermosas de toda esta colonia, no conozco
a nadie que piense diferente a mí.
-Ah si?, usted piensa eso?, entonces me las ha visto?
-Bueno, si, no, si, pero no, la he observado, y me las
imaginaba, y creo que hasta ahora, me las sigo imaginando, porque sigo sin
vérselas con una diferencia,
-¿Cuál viejito?, le pregunté.
-Que ahorita las tengo atrapadas entre mis manos, y
desnudas.
-Y eso te gusta, viejito?
-Que si me gusta? vaya pregunta que hace usted hermosa mía!,
es tan hermosa su piel, tan lisita, y tan grandes sus nalgas!, tan deliciosas,
y además, hoy estoy dentro suyo, hoy me la estoy cogiendo mi señora,
-Y que siente, viejito? que siente de estarse cogiendo a una
vieja tan buena? le preguntaba tratando de provocarlo
- Oh mi hermosa, estoy viviendo en un sueño, este día jamás
lo voy a olvidar.
-De veras viejito?, tanto te está gustando cogerme?
-Si mi hermosa, este día lo voy a recordar por el resto de
mi vida.
-Entonces sígueme cojiendo viejito, ándale, dame tu lechita
preciosa, vente todo dentro mío, le decía mientras me seguía moviendo
lentamente encima de él.
-Si mi hermosa, pero, le puedo pedir algo?
-Claro que si mi viejito, pídame lo que quiera, le dije.
- Me deja verle esas hermosas nalgas que tiene?
-Jajajaja, eso quieres mi amor? solo verme las nalgas? pero
si estas cogiéndome y lo único que quieres es verme las nalgas, mira,
vamos a hacer algo mejor, me voy a poner en cuatro patas, te paro las nalgas,
me las ves todo lo que quieras, y me metes tu verga después a tu gusto,
te parece?
-ay señora mía, esto va a ser mejor de lo que creí!, mire
que usted parándome las nalgas a mi, por Dios!
Y mientras él hablaba, yo me saqué su hermosa verga y sin
más le dije, -véngase para acá viejito!, nos metimos a su pequeña recámara y yo
me acerqué a su cama, me levanté el vestido me quité los calzones dejándolos
sobre la cama y me agaché hacia adelante diciéndole:
- Ven mi amor, mírame todo lo que quieras, le decía mientras
me ponía en cuatro patas sobre la cama, apoyando mi cabeza directamente sobre
la cama para que mis nalgas se levantaran a todo lo que daban. Cuando me vio,
sus ojos casi se le salen de las orbitas de lo grande que los abrió, me
miraba arrobado, abría los brazos en señal de rendición, no sabía si gritar
o reir del gusto de tener así a una mujer con la que nunca hubiera soñado
tener, yo lo dejé ver a su gusto y el tiempo que quiso, la ingenuidad de ese
viejito me había conquistado e iba a dejarlo hacer lo que él quisiera con mis
nalgas, así que empezó a buscar rápida y nerviosamente por la estancia con los
ojos hasta que vio lo que buscaba, fue rápidamente hacia el objeto que era un
silla, y la acercó acomodándola atrás de mí, se sentó y quedo de frente a mis
nalgas y a la altura de su cara, entonces las acaricio suave y simultáneamente
con las manos, sentía su ternura, además de recorrerlas todas con ambas manos,
empezó a besármelas, primero suavemente, después las recorría con su lengua
dándome besos por todas las nalgas. Hizo
algo que yo no esperaba, abrió mis cachetes y me plantó un suave e intenso beso
en el culo, yo sentí que me recorría un escalofrío por todo el cuerpo, no lo
esperaba y me gustó, -Aaaahh, viejito travieso, me agarraste descuidada, le
murmuré melosa, dónde aprendiste a hacer eso?
-No, no lo había hecho nunca señora, pero sus nalgas me
inspiran a besarlas hasta el cansancio, me gustan para chuparlas y morderlas
hasta sangrarlas.
-No mi viejito, eso si no te atrevas, me dejarías marcada y
mi esposo se daría cuenta, respétame las nalgas si mi cielo?
-Ay mi señora, me pide un imposible, tiene usted las nalgas
más hermosas del universo y me pide que se las respete, pero así como la tengo,
lo único que pienso es en faltarle al respeto.
- Si mi cielo, si quieres entonces fáltame al respeto todo
lo que quieras, pero no me marques, de acuerdo?
–Está bien mi hermosa, déjeme hacerle más de lo que yo
quiero, y sin más, me planto un húmedo beso en mis labios vaginales, dejando su
boca abierta con la lengua salida, pegada a mi vagina , su nariz se me clavó en
el culito, así que mi placer fue doble si se puede, empezó a mover la boca por
toda mi vagina, enterrando de vez en cuando su lengua en mi interior, mil
espasmos me iban y venían, me estaba dando una riquísima mamada, llegaba a mi
clítoris, se detenía y me lo chupaba suavemente mientras que con la punta de la
lengua me frotaba rápidamente, estaba que tocaba el cielo, condenado
viejito, después, con la lengua de fuera, la deslizaba por toda mi rajada hasta
llegar a mi culito, y hacia lo mismo, su lengua vibraba en mi entrada posterior
y con los dientes daba ligeras mordidas a los lados de mi culito mientras su
lengua hacia su trabajo , después la ponía tiesa y me la introducía hasta donde
más podía como si me estuviera cogiendo, yo veía estrellitas, suspirando
–Que rico, le decía, -que rico me mamas viejito, vas a hacer
que me venga pronto, sigue papito, sigue haciendo eso, que estoy tocando el
cielo, que delicioso, aahh, el seguía mientras sus manos recorrían todas
mis nalgas, me agarraban de la cintura, se deslizaban por mi vientre y llegaban
a mis pechos, me agarraba los pezones con los dedos y jugaba y me los apretaba
-Que rico viejito, que rico me haces, donde aprendiste esto
mi amor?
-Usted me inspira Doña Lili, es usted un verdadero culo!,
decía mientras me volvía a besar el clítoris haciendo que me acalambrara toda.
De pronto vi que se levantó y ya no lo sentí, abrí los ojos para ver cómo
me volvía a contemplar en la posición en la que yo estaba, con la verga
apuntándome se me fue acercando, me tallo su hermosa cabeza por toda mi
rajada, de arriba para abajo varias veces, la detenía en el clítoris para
desplazarla ahora hasta arriba y se detenía en la entrada de mi culo, la
tallaba y la volvía a desplazar hasta mi clítoris, lo hizo varias veces hasta
que, ya sin poder contenerme murmure,
- viejito, por favor, metémela ya, por favor, la necesito
dentro por favor, cógeme ya, mi cielo, métemela toda ya!, mientras echaba mis
nalgas hacia atrás para clavarme sola. El solo metió la cabecita y la volvió a
sacar, y así una y otra vez, a mí me volvía loca y movía el culo buscando a
ciegas que me la clavara toda, hasta que sorpresivamente me cogió de las
caderas para jalarme fuerte y me la dejo ir hasta el fondo.
-Aaaaayyyyy, lancé un grito más de placer que de dolor,-
viejito cabrón, que maloso eres!-, le decía mientras suspiraba, y el empezaba a
meter y a sacar su rica verga, que por lo mojado que estaba, empezó a entrar y
salir más fácilmente, la sacaba casi toda para después dejármela ir hasta el
fondo, yo movía también las nalgas para clavármela con mayor intensidad y
ayudarlo en el mete y saca, así estuvimos no sé cuánto tiempo, yo llevé mi mano
a mi clítoris y empecé a masturbarme mientras él me cogía a su gusto.
Algunos minutos después, empecé a sentir como me subía el calor desde la punta
de los pies, otro fuego se instalaba desde mi interior donde mi viejito metía y
sacaba su gran verga y otro punto más donde yo friccionaba mi clítoris. Empecé
a moverme más intensamente, hasta que sentí que mi cuerpo estallaba todo y
luces multicolores estallaban en mi cerebro.
-Asi mi amor asi!!, cógeme toda!!, me vengo mi amor!!, me
vengo toda!!, aaaahhh, grite incontrolable, me tensé toda, solo para
sentir como, dentro de mi vientre, la verga de mi cogedor crecía y se ponía más
dura, hasta que estalló expulsando con fuerza inaudita su semen, que al ser
expulsado, provocó en mi espasmos incontrolables de placer. Otro orgasmo me
vino al sentir como mi cogedor estallaba dentro de mi inundando mi vientre con
sus líquidos que salían abundantes de su verga, debido a la posición que
estaba, no tenía para donde caer, así que sudorosa , cansada y toda pellizcada
de las nalgas, me deje caer a la cama todavía con Don Juan clavado en mi vagina
por la parte de atrás. Al yo caer hacia adelante, atrapé entre mis nalgas y
todavía dentro de mi vagina, la deliciosa verga de mi viejito, que se le
estiró a todo lo que daba pero sin salirse, para después sentir al viejito
sobre de mí, gruesas gotas de su propio sudor cayeron sobre mi cara. Su
respiración agitada la tenía en mi cuello mientras el abría los brazos para no
dejar caer todo el peso de su cuerpo sobre mí,
-Te gusto, viejito?, le pregunté suspirando varios minutos
después de nuestro climax, -dime si te gusto?
-Ah señora hermosa!, es usted un sueño, no quiero despertar
nunca de él, hoy a usted justificado mi vida, jamás, jamás hubiera concebido
una experiencia así, y con usted menos que con nadie, es usted tan inalcanzable
que todavía no creo que hemos hecho esto ahora y aquí, no puedo negar que estoy
enamorado de usted desde hace mucho tiempo, y es usted tan inaccesible
para mí,
-No mi viejito, eres una linda persona, y tú también me
gustas, le dije para hacerlo sentir bien.
- Solo te pido que ni una palabra de esto a nadie, me
perjudicaría mucho si alguien supiera lo que hemos hecho.
-No se preocupe mi hermosa, antes moriría que decir algo de
esto a nadie, es usted mi amor imposible y quiero que lo siga siendo por todo
lo que me queda de vida, esto lo único que ha hecho es acrecentar lo que siento
por usted.
-Qué lindo mi amor, le dije mientras me levantaba de la
cama, pero tienes que prometerme que no dirás nada.
-Claro que si mi amada!, jamás diré nada de esto a nadie,
soy una tumba, lo prometo, decía mientras yo me limpiaba con mi propio calzón
todos los fluidos que salían abundantes de mi vagina, una vez arreglada de
nuevo, le di un tierno beso a mi viejito, mientras le entregaba en la mano mis
calzones.
-Guárdalos mi amor, son tu recuerdo.
- El bajó la vista para verlos entre sus manos, los levantó
y los llevó a su rostro, juró que vi una lagrima aflorar de sus ojos
mientras aspiraba el olor de la prenda de su amada, me di la vuelta y salí de
su negocio sin siquiera voltear, un viento suave me recordó que no llevaba ropa
interior, me sentía ligera y libre, alegre y contenta, sonreí para mis adentros
mientras me alejaba caminando lentamente.
25-01-2016
Todas las fotos son de dominio público, descargadas de Google-imágenes
25-01-2016
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