domingo, 25 de diciembre de 2016

El Zapatero - Relato publicado por Laeticia González


Era ya un señor mayor para mi edad, yo tenía veinticinco años y él tendría unos cincuenta. Cada vez que iba a verlo para llevarle mis zapatos el me saludaba alegremente:
-Buenos días señora bonita!!!
-Buenos días señor Juan!!
-Que se le ofrece a mi clienta más hermosa de toda la colonia?
-Aquí le traigo estos zapatos para que me los arregle.
-Claro que si hermosa señora!!!, solo dígame que hay que hacerles?
-Póngales suelas por favor, le dije señalando los zapatos.
-Está bien, pero necesito que se los mida para ver cómo le aprietan, porque los voy a coser de nuevo y no quiero que aprieten sus lindos pies, ¿me permite?
Diciendo esto, me señaló una sillita en la que apenas podía yo caber, así que me agarró de la mano y yo dirigí mi gran trasero a la silla, sentándome y acomodando mi admirado trasero mientras le decía,
- A ver si no me caigo, estaá muy chiquita su silla Don Juan,
-No se preocupe mi hermosa, aquí la levantamos con todo el cuidado del mundo si se me cae, que no lo creo, porque hasta ahora, ninguna clienta se me ha caído.
- Ah, y tiene muchas don Juan?
-No señora, muy poquitas, y usted es la más bonita de todas.
-¡Ay! gracias Don Juan, me levanta el ánimo con esos piropos,  le decía mientras él se agachaba a ponerme el zapato y yo levantaba el pie para que me lo acomodara, siendo tan descuidada que levanté el pie de más, empujando la silla para atrás y cuando estaba a punto de caer el me cogió del pie jalándome hacia él, por el impulso regresé hacia donde él estaba en cuclillas ya con las piernas levantadas y abiertas, y enseñando los calzones descaradamente pero sin intención, con tan mala suerte que el impulso de regreso me llevó literalmente a empujarlo, cayéndonos los dos al suelo estrepitosamente, sin más y por los nervios, empecé a reir y él, pasado el susto y al ver que no me había pasado nada serio, también reía celebrando mi descuido. No me había dado cuenta de que yo estaba encima de él, hasta pasadas varias tandas de risa de ambos, en las que por los espasmos naturales, yo me apoyaba en su pecho mientras el reía y su cuerpo se movía espasmódicamente estando yo acomodada de rodillas y encima de su cuerpo. Poco a poco dejé de reir, y así, apoyada en su pecho, levanté la vista para descubrir a Don Juan que había acabado de reir y ahora me miraba fijamente. En sus ojos vi mucha soledad a pesar del gesto alegre de su cara, y no se qué me pasó, pero así, yo encima de él, lo besé, si, besé a Don Juan, con los ojos cerrados y con todo el cariño que me invadió en ese momento. Cogí su cara y lo besé profundamente, bebí su viejo aliento, sin decir nada, empecé a sentir en mi vientre, como despertaba su dureza. Mientras lo besaba mis manos recorrían su cara y su cuello, y sus manos torpes atraparon mi cintura atrayéndome más hacia él y apretándome a su cuerpo. La dureza de su verga era ya más que evidente y amenazaba con romper los pantalones de Don Juan, así que le pregunté mimosa,

-Qué es esto que tiene aquí Don Juan?
-Perdóneme usted, señora, pero no es mi intención.
-Mmh, no es su intención que, Don Juan? le preguntaba mientras era yo quien lo besaba y acariciaba.
-Discúlpeme doña Lili, usted merece todo mi respeto y no quiero que piense que yo quiero abusar de usted.
-Don Juan, y no quiere abusar de mi?
-Señora, es que es usted tan bonita y tan hermosa, que jamás creería que pudiera siquiera aspirar a una mirada seria suya.
-Entonces, no le gusta como estoy con usted? le pregunte,
-Noooo, siiiiii!, ay, ya no se ni lo que digo, es usted un sueño señora, no quiero ofenderla , me decía apenado.
-Pero Don Juan, y si yo le pido que me ofenda?, le decía mientras movia mi cintura apretando más mi vientre a su cada vez más dura verga.
-Por Dios!, suspiraba Don Juan, sin creer que yo lo estaba besando a él y más, estaba encima y provocándolo descaradamente mientras, el paseaba sus manos nerviosas de la cintura a mis nalgas sin saber dónde acomodarlas, yo bajé mi mano derecha para su entrepierna y apretando su verga sobre la ropa le dije:
- Me deja hacerle , Don Juan?
-Mi hermosa aparición, usted me puede hacer todo lo quiera, por favor, respondió suspirando y con los ojos cerrados de placer, mientras yo lo besaba. Empecé a desabrochar su cinturón, atrapé con mis pies el pantalón y lo empujé hacia abajo mientras mi mano traviesa se metía debajo del calzón de Don Juan atrapando su dura verga, que ya despuntaba una gota de líquido seminal que atrape con los dedos mientras le preguntaba susurrándole al oído:
- Don Juan, me deja violarlo? me deja meterme esta rica tranca dentro de mi?  
-Si señora, la dejo hacerme lo que usted quiera, me decía mientras suspiraba incontrolablemente. Mi vestido nos cubría a los dos , debajo de él, ya don Juan estaba desnudo de la cintura a las rodillas, y yo tenía puesta mi pantaleta, así que sin soltar la punta de su rica y húmeda verga, con los otros dedos la arrimé para que no estorbara , quedando la punta de su verga en la entrada de mi vagina.
-Ahhh, suspire extasiada al sentir la íntima caricia que prolongué debido a que atrapada con mis dedos hacía que me recorriera de arriba hacia abajo toda la vagina, dejando su húmedo rastro y provocando mi propia humedad. Don Juan no abría los ojos, estaba extasiado, solo sus manos me recorrían hasta que finalmente y con un gesto de atrevimiento las metió abajo del vestido para atrapar mis nalgas que apretaba deliciosamente, yo me dejé caer lentamente mientras su rica estaca se me enterraba cada vez más, levanté mi torso cual jinete para sentir más intensamente la estacada que me estaba dando el viejito hasta que  los vellos de mi vagina se restregaron con los vellos de mi cogedor, entonces empecé un movimiento lento de atrás hacia adelante para disfrutar de esta rica cogida que me estaba dando Don Juan. Mis movimientos eran lentos y acompasados, solo movía la cintura mientras mi lindo viejito me agarraba las nalgas fuertemente solo para seguir el movimiento que yo hacía para darle más placer, y era lo único que podía hacer, porque yo lo tenía atrapado contra el piso.

-Le gusta don Juan? le gusta tenerme asi? le gusta estarme cogiendo?,
-Si Doña Lili, me fascina, respondió Don Juan, finalmente abriendo los ojos,
-Jamás hubiera ni siquiera imaginado que me la iba a estar cogiendo así algún día, es más, que usted me iba a coger a mí, un viejo bueno para nada. 
-No diga eso mi viejito, que ahora me está sirviendo de mucho a mí, mire nomás, que cogida me está usted dando, le gustan mis nalgas? -Si Doña Lili, tiene usted las nalgas más hermosas de toda esta colonia, no conozco a nadie que piense diferente a mí.
-Ah si?, usted piensa eso?, entonces me las ha visto?
-Bueno, si, no, si, pero no, la he observado, y me las imaginaba, y creo que hasta ahora, me las sigo imaginando, porque sigo sin vérselas con una diferencia,
-¿Cuál viejito?, le pregunté.
-Que ahorita las tengo atrapadas entre mis manos, y desnudas.
-Y eso te gusta, viejito?
-Que si me gusta? vaya pregunta que hace usted hermosa mía!, es tan hermosa su piel, tan lisita, y tan grandes sus nalgas!, tan deliciosas, y además, hoy estoy dentro suyo, hoy me la estoy cogiendo mi señora,
-Y que siente, viejito? que siente de estarse cogiendo a una vieja tan buena? le preguntaba tratando de provocarlo
- Oh mi hermosa, estoy viviendo en un sueño,  este día jamás lo voy a olvidar.
-De veras viejito?, tanto te está gustando cogerme?
-Si mi hermosa, este día lo voy a recordar por el resto de mi vida.
-Entonces sígueme cojiendo viejito, ándale, dame tu lechita preciosa, vente todo dentro mío, le decía mientras me seguía moviendo lentamente encima de él.
-Si mi hermosa, pero, le puedo pedir algo?
-Claro que si mi viejito, pídame lo que quiera, le dije.
- Me deja verle esas hermosas nalgas que tiene?
-Jajajaja, eso quieres mi amor? solo verme las nalgas? pero si estas cogiéndome y lo único  que quieres es verme las nalgas, mira, vamos a hacer algo mejor, me voy a poner en cuatro patas, te paro las nalgas, me las ves todo lo que quieras, y me metes  tu verga después a tu gusto, te parece?
-ay señora mía, esto va a ser mejor de lo que creí!, mire que usted parándome las nalgas a mi, por Dios!

Y mientras él hablaba, yo me saqué su hermosa verga y sin más le dije, -véngase para acá viejito!, nos metimos a su pequeña recámara y yo me acerqué a su cama, me levanté el vestido me quité los calzones dejándolos sobre la cama y me agaché hacia adelante diciéndole:
- Ven mi amor, mírame todo lo que quieras, le decía mientras me ponía en cuatro patas sobre la cama, apoyando mi cabeza directamente sobre la cama para que mis nalgas se levantaran a todo lo que daban. Cuando me vio, sus ojos casi se le salen de las orbitas de lo grande que los abrió, me miraba  arrobado, abría los brazos en señal de rendición, no sabía si gritar o reir del gusto de tener así a una mujer con la que nunca hubiera soñado tener, yo lo dejé ver a su gusto y el tiempo que quiso, la ingenuidad de ese viejito me había conquistado e iba a dejarlo hacer lo que él quisiera con mis nalgas, así que empezó a buscar rápida y nerviosamente por la estancia con los ojos hasta que vio lo que buscaba, fue rápidamente hacia el objeto que era un silla, y la acercó acomodándola atrás de mí, se sentó y quedo de frente a mis nalgas y a la altura de su cara, entonces las acaricio suave y simultáneamente con las manos, sentía su ternura, además de recorrerlas todas con ambas manos, empezó a besármelas, primero suavemente, después las recorría con su lengua dándome  besos por todas las nalgas. Hizo algo que yo no esperaba, abrió mis cachetes y me plantó un suave e intenso beso en el culo, yo sentí que me recorría un escalofrío por todo el cuerpo, no lo esperaba y me gustó, -Aaaahh, viejito travieso, me agarraste descuidada, le murmuré melosa, dónde aprendiste a hacer eso?

-No, no lo había hecho nunca señora,  pero sus nalgas me inspiran a besarlas hasta el cansancio, me gustan para chuparlas y morderlas hasta sangrarlas.
-No mi viejito, eso si no te atrevas, me dejarías marcada y mi esposo se daría cuenta, respétame las nalgas si mi cielo?
-Ay mi señora, me pide un imposible, tiene usted las nalgas más hermosas del universo y me pide que se las respete, pero así como la tengo, lo único que pienso es en faltarle al respeto.
- Si mi cielo, si quieres entonces fáltame al respeto todo lo que quieras, pero no me marques, de acuerdo?
–Está bien mi hermosa, déjeme hacerle más de lo que yo quiero, y sin más, me planto un húmedo beso en mis labios vaginales, dejando su boca abierta con la lengua salida, pegada a mi vagina , su nariz se me clavó en el culito, así que mi placer fue doble si se puede, empezó a mover la boca por toda mi vagina, enterrando de vez en cuando su lengua en mi interior, mil espasmos me iban y venían, me estaba dando una riquísima mamada, llegaba a mi clítoris, se detenía y me lo chupaba suavemente mientras que con la punta de la lengua me frotaba rápidamente, estaba  que tocaba el cielo, condenado viejito, después, con la lengua de fuera, la deslizaba por toda mi rajada hasta llegar a mi culito, y hacia lo mismo, su lengua vibraba en mi entrada posterior y con los dientes daba ligeras mordidas a los lados de mi culito mientras su lengua hacia su trabajo , después la ponía tiesa y me la introducía hasta donde más podía como si me estuviera cogiendo, yo veía estrellitas, suspirando
–Que rico, le decía, -que rico me mamas viejito, vas a hacer que me venga pronto, sigue papito, sigue haciendo eso, que estoy tocando el cielo, que delicioso, aahh,  el seguía mientras sus manos recorrían todas mis nalgas, me agarraban de la cintura, se deslizaban por mi vientre y llegaban a mis pechos, me agarraba los pezones con los dedos y jugaba y me los apretaba
-Que rico viejito, que rico me haces, donde aprendiste esto mi amor?
-Usted me inspira Doña Lili, es usted un verdadero culo!, decía mientras me volvía a besar el clítoris haciendo que me acalambrara toda. De pronto vi que se levantó y ya no lo sentí,  abrí los ojos para ver cómo me volvía a contemplar en la posición en la que yo estaba, con la verga apuntándome  se me fue acercando, me tallo su hermosa cabeza por toda mi rajada, de arriba para abajo varias veces, la detenía en el clítoris para desplazarla ahora hasta arriba y se detenía en la entrada de mi culo, la tallaba y la volvía a desplazar hasta mi clítoris, lo hizo varias veces hasta que, ya sin poder contenerme murmure,

- viejito, por favor, metémela ya, por favor, la necesito dentro por favor, cógeme ya, mi cielo, métemela toda ya!, mientras echaba mis nalgas hacia atrás para clavarme sola. El solo metió la cabecita y la volvió a sacar, y así una y otra vez, a mí me volvía loca y movía el culo buscando a ciegas que me la clavara toda, hasta que sorpresivamente me cogió de las caderas para jalarme fuerte y me la dejo ir hasta el fondo.
-Aaaaayyyyy, lancé un grito más de placer que de dolor,- viejito cabrón, que maloso eres!-, le decía mientras suspiraba, y el empezaba a meter y a sacar su rica verga, que por lo mojado que estaba, empezó a entrar y salir más fácilmente, la sacaba casi toda para después dejármela ir hasta el fondo, yo movía también las nalgas para clavármela con mayor intensidad y ayudarlo en el mete y saca, así estuvimos no sé cuánto tiempo, yo llevé mi mano a mi  clítoris y empecé a masturbarme mientras él me cogía a su gusto. Algunos minutos después, empecé a sentir como me subía el calor desde la punta de los pies, otro fuego se instalaba desde mi interior donde mi viejito metía y sacaba su gran verga y otro punto más donde yo friccionaba mi clítoris. Empecé a moverme más intensamente, hasta que sentí que mi cuerpo estallaba todo y luces multicolores estallaban en mi cerebro.
-Asi mi amor asi!!, cógeme toda!!, me vengo mi amor!!, me vengo toda!!, aaaahhh, grite incontrolable, me tensé toda, solo  para sentir como, dentro de mi vientre, la verga de mi cogedor crecía y se ponía más dura, hasta que estalló expulsando con fuerza inaudita su semen, que al ser expulsado, provocó en mi espasmos incontrolables de placer. Otro orgasmo me vino al sentir como mi cogedor estallaba dentro de mi inundando mi vientre con sus líquidos que salían abundantes de su verga, debido a la posición que estaba, no tenía para donde caer, así que sudorosa , cansada y toda pellizcada de las nalgas, me deje caer a la cama todavía con Don Juan clavado en mi vagina por la parte de atrás. Al yo caer hacia adelante, atrapé entre mis nalgas y todavía dentro de mi vagina, la deliciosa verga de mi viejito, que  se le estiró a todo lo que daba pero sin salirse, para después sentir al viejito sobre de mí, gruesas gotas de su propio sudor cayeron sobre mi cara. Su respiración agitada la tenía en mi cuello mientras el abría los brazos para no dejar caer todo el peso de su cuerpo sobre mí,

-Te gusto, viejito?, le pregunté suspirando varios minutos después de nuestro climax, -dime si te gusto?
-Ah señora hermosa!, es usted un sueño, no quiero despertar nunca de él, hoy a usted justificado mi vida, jamás, jamás hubiera concebido una experiencia así, y con usted menos que con nadie, es usted tan inalcanzable que todavía no creo que hemos hecho esto ahora y aquí, no puedo negar que estoy enamorado de usted desde hace mucho tiempo, y es usted tan inaccesible  para mí,
-No mi viejito, eres una linda persona, y tú también me gustas, le dije para hacerlo sentir bien.
- Solo te pido que ni una palabra de esto a nadie, me perjudicaría mucho si alguien supiera lo que hemos hecho.
-No se preocupe mi hermosa, antes moriría que decir algo de esto a nadie, es usted mi amor imposible y quiero que lo siga siendo por todo lo que me queda de vida, esto lo único que ha hecho es acrecentar lo que siento por usted.
-Qué lindo mi amor, le dije mientras me levantaba de la cama, pero tienes que prometerme  que no dirás nada.
-Claro que si mi amada!, jamás diré nada de esto a nadie, soy una tumba, lo prometo, decía mientras yo me limpiaba con mi propio calzón todos los fluidos que salían abundantes de mi vagina, una vez arreglada de nuevo, le di un tierno beso a mi viejito, mientras le entregaba en la mano mis calzones.
-Guárdalos mi amor, son tu recuerdo.
- El bajó la vista para verlos entre sus manos, los levantó y los llevó a su rostro, juró que vi una lagrima aflorar de sus ojos  mientras aspiraba el olor de la prenda de su amada, me di la vuelta y salí de su negocio sin siquiera voltear, un viento suave me recordó que no llevaba ropa interior, me sentía ligera y libre, alegre y contenta, sonreí para mis adentros mientras me alejaba caminando lentamente.

25-01-2016
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