La
mayoría de las veces que pensamos en estimular el pene, nos vamos directamente
hacia la mano para darle una maravillosa masturbación.
Estupendo. Pero a partir de hoy puedes hacerlo también con tu vagina. ¿Lista
para hacer que su pareja, amigo o amante se acurruque en el regazo de la
gloria? La vagina no solo es un genital receptor de las embestidas de penes
erectos, toqueteos y lengüetazos . Nuestras vaginas no son seres inertes, al
menos no deberíamos permitir que lo sean. Te animo a que te vanaglories de las
mil y una maniobras que tu vagina puede hacer por el pene deseado. Por
ejemplo, masajearlo de una manera
deliciosa durante la penetración.
Sí,
has oído bien. No te hagas la despistada y prepara tu vagina para una hazaña
sexual muy sencilla pero inusitadamente practicada. Aunque por ahora no puede
salvar el mundo, lo que sí puede hacer su vagina es recorrer a base de contracciones el miembro viril.
Veamos cómo.
Todo
depende de la fuerza de su suelo pélvico,
de toda la musculatura vaginal. Que le quede claro que la falta
de actividad vaginal conlleva signos de atrofia en sus zonas íntimas. Aunque no nos lo
enseñaron en la edad de la inocencia, es de imprescindible importancia mantener
activa y ‘en forma’ nuestras respectivas vaginas. Dale vida
y comiencen a entrenar desde ya. Bastará con que atienda las siguientes
indicaciones:
1. Contracciones
vaginales, apretando a diferentes ritmos y velocidades
como si quisiera contener la orina. Vamos, los ejercicios de aquel sabio doctor
llamado Kegel para una vagina firme y fuerte. Sostener, respirar y soltar.
2. Tienes todo el día para practicar: en la
oficina, paseando, en el coche, en el autobús.
3. Otra opción de entrenar es hacerse con unas bolas chinas (en realidad no son chinas, sino japonesas, qué
le vamos a hacer). Mejor cómprala con cordón incorporado para poderlas extraer
después con facilidad. Muy sencillo: lavar antes de utilizarlas, lubricarlas e
introducirlas en la vagina.
Después levántate y anda, sin miedo. La bola, por gravedad, querrá salir de
donde está y tu misión será sostener esa bola,
elevarla y evitar que se te escurra entre las piernas.
4. Este ejercicio, como toda actividad física, ha de realizarse de
menos a más. Máximo 10 minutos al día,
no le vayas a coger el gusto a las bolitas y te tires con ellas todo el santo
día.
¿Preparada?
Para comenzar y hacer las cosas bien, tienes que relajarte. Y no
te juzgues. Si lo haces, apaga
y vámonos. Literalmente. Lo ideal para el masaje vaginal
es colocarse en una postura de poder en donde tengas todo el control del
movimiento y muchísima libertad pélvica. Así que móntate sobre él como una
amazona, que además a ellos les pone bastante. Lo realmente
imprescindible es que tengas suficiente apertura en las piernas,
porque con las piernas cerradas es más difícil mover los músculos pélvicos de
manera interna.
Para
evitar cualquier contratiempo, úntate lubricante en la vagina (o pidele a él que te lo unte), el que quieras. El motivo es que, en
ocasiones, aunque los adentros de la vagina estén lo suficientemente
húmedos, la entrada no lo está. En este sentido, si la vulva,
que es la que corta el bacalao, no se percibe húmeda, habrá incomodidad para
ambas partes. Una vez que sientas esta frescura y acuosidad, déjete
penetrar. Asegúrate de que no se introduzca más de la
mitad del pene. Y una vez penetrada, aprieta. Procura que las contracciones
sean a diferentes ritmos y
velocidades. Permite que tu pelvis se deslice un poco más para
que la penetración sea todavía más profunda. Cuando esteis pelvis
con pelvis, repita de nuevo el masaje.
En
esta ocasión el hombre sólo tiene que dejarse querer por la vagina y sentir el pene dentro de ella,
controlando su impulso de entrar y salir, manteniéndose prácticamente
estático. Quieto, parado, perfectamente inmóvil.
Tu tampoco cabalgues como una intrépida amazona, no todo va a ser que el pene
entre y salga y nosotras movamos la pelvis al ritmo de reggaeton.
En esta ocasión toca estar pegaditos, pelvis con pelvis. pechito con pechito, y ombligo con ombligo.
Fíjate
que incluso existen mujeres que pueden ‘atrapar’ un pene en su vagina:
en cuanto un pene las penetra, son capaces de presionarlo
hasta la inmovilización. Pero ten cuidado, que no eres una boa
constrictor. El pene es sensible a aspavientos exagerados, pero salvo que
te pases de la raya, sentir estas contracciones en el pene es altamente
erótico. A mayor presión, más placer. ¿No es así caballeros? Todos son ventajas, pues el
masaje propicia una mejor erección del pene e incrementa considerablemente la
cantidad de sangre que llega al pene. No
sólo eso, puesto que igualmente revierte directamente en beneficios para
tu salud física y sexual: fortalece la totalidad del suelo pélvico, evita
incontinencia y dispareunia (dolor
durante el coito), pero sobre todo te provee de una gran
capacidad de controlar las embestidas del pene o
la penetración, creando mayor flujo sanguíneo e incrementando considerablemente
la capacidad de cada una
para tener orgasmos.
A las
maestras taoístas se las conoce por practicar como diosas este masaje que
denominan “tocar
la flauta” y que consiste en mover todos los anillos
vaginales como si estuvieran dando un masaje intermitente a todo el cuerpo del pene. Y tú
también puede hacerlo.
Recuerda: Cuando tu pelvis y la de él estén completamente pegadas, comienza
a trabajar los anillos vaginales (las porciones distintas de todo el cono de la
vagina). El primer anillo que
sentimos es el del vestíbulo vaginal, porque es el primero que se siente al
realizar estas contracciones. Puedes comprobarlo tú misma introduciéndote un par de dedos bien lubricados.
Verás que el primer anillo es el que más aprieta. El resto de los anillos
requieren más entrenamiento. En definitiva, lo que hacen estas diosas de los
anillos vaginales es básicamente recorrer el pene con la vagina.
¿Suena excitante no? Hay hasta doce anillos, pero nadie espera que
mueva la docena de anillos la primera vez. Todo es cuestión de práctica.
Si os
apetece, él puede estimular tu clítoris con la mano y justo en el momento que
sienta el orgasmo galopando hacia ti, presiona o contrae,
incluso echando o levantando ligeramente la cadera hacia adelante, y los
dos comprobaréis que la sensación es doblemente intensa.
Si tenéis suerte podeis llegar al summun del placer y al mismísimo Nirvana.
Es elplaceresvuestro.es
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