-miércoles 1 agosto-
En Villa Mulos nunca pasa nada. Es un pueblo olvidado y
apartado de donde todos quieren irse. Solo quedan campesinos, granjeros y
algunos jubilados amantes de la tranquilidad que se respira en estos parajes.
Todos los vecinos se conocen y pasan el rato en la
plaza, hablando de sus hijos, sus nietos y otros parientes que viven en la
ciudad. Normalmente, solo se comunican con ellos por teléfono, pero ha llegado
el agosto y flota la ilusión en el aire.
Remedios le cuenta a su vecino Manuel que hoy llega su
familia. Vienen de visita para disfrutar de la naturaleza, la paz y los
cuidados de la abuela que, a pesar de sus años, sigue tan complaciente como de
costumbre.