Sofoco, pero no ambiental. Calor que viene de las vísceras, trepa por el cuello, humedece la
nuca y nos incendia la cara, nos sudan las manos, nos pica el pecho o las
orejas, se nos ajusta el suelo pélvico. Cosquillas en el cóccix. Tendría que
volver a sentirlo justo ahora para describirlo más certeramente pero mejor que
no, mejor así, en frío: hablo del bochorno cerca del deseo. Cuando la vergüenza compite con la
seducción y hasta con la libido, el resultado no es siempre la disolución del
deseo.
Aquí está Regina Fiz, una performer exquisitamente provocadora que pone en foco el cuerpo
y su rebelión, pero de ella hablaremos luego.
Vayamos, pues, al territorio del bochorno: quienes hayan visto la
encantadora película Las malas hierbas de Alain Resnais, hoy en cartel en España, entenderán de qué hablo:
¿recordáis la escena en que al galán maduro (interpretado porAndré Dussollier) se le atasca la cremallera de la bragueta justo en el
momento en que por fin va a encontrarse con la mujer que más desea en el mundo?
Es un instante en el que nos reconocemos, ahí, desesperados,
sudando… ¡no hay mayor desazón en la vida! Y, con todo, hay que tratar de
adecentar ese agujero infame del pantalón ostensiblemente abierto y fruncido
por el cinturón, que deja aun más a la vista un bulto del que asoman telas y
sobresalen pieles sin domesticar.
Fino e implacable, el maestro de la Nouvelle Vague compensa con ese humor
del bochorno cotidiano la solemnidad que suele poner en juego la representación
de una ansiada cita amorosa.
¿Quién no recuerda las vergüenzas vividas en infinidad de
situaciones parecidas? Yo siempre he sido de tropezar por la calle, volar y
caer estentóreamente, por ejemplo. Uno de mis hitos en este arte del tobillo
que se dobla con la consiguiente (y destartalada) caída de cúbito ventral
sucedió la tarde en que por fin conseguí que me invitara a salir el chico que
me gustaba en primer año de la facultad, en Argentina. Nos despedimos antes de
volver a clase, después de haber quedado para el día siguiente y me fui
caminando sin mirar hacia adelante sino girando totalmente la cabeza hacia él
(no podía dejar de sonreírle, embobada). Y caminé solo unos pasos hasta meter
una pierna entera en una alcantarilla y terminar desparramada en el césped de
la ciudad universitaria.
Otro de los top ten de este particular ranking del desacierto tuvo lugar ya en
España: otro tobillo, un vuelo rasante y plaf de lleno sobre la transitada
acera de la Gran Vía de Madrid, con un epílogo bochornoso (para mí)
coprotagonizado por el bailaor Joaquín Cortés (a quien casi aplasto
en la caída), intentando el pobre levantarme del suelo, a las puertas del teatro donde seguramente estaría actuando
en esos días.
Obra de la serie fotográfica con la artista y performer, Regina
Fiz, de Rafael Gavalle.
A propósito de los roces y de la
artista que abre el post, Regina Fiz (a quien dedicaremos otra entrada, porque
su trabajo merece mucho más que esta mención), sobre mediados de febrero se
inauguró la exposición de su serie fotográfica First Collection (second take), un proyecto de la propia Regina en colaboración con el
fotógrafo Rafael Gavalle, en La Juguetería de Madrid. El día de la apertura me acerqué, junto con
otras de las autoras de este blog a ver su obra, y mientras charlaba con ella,
en un espasmo absurdo del brazo, le volqué un vaso de vino tinto sobre su largo
vestido de fiesta.
Mientras sacudía su estola blanca (ahora percudida de rojo),
Regina restaba importancia al incidente, pero yo quería al menos remediar lo
más grueso del desaguisado. Así, con un par de
servilletas, comencé a recorrer de arriba abajo, centímetro a centímetro, sus
larguísimas y tonificadas piernas, intentando absorber el líquido derramado.
Durante los segundos que duró la tarea, pensé que si Regina me había parecido
inquietante al saludarla, esta travesía inesperada de cintura para abajo estaba
resultando francamente perturbadora para mí (y de no ser por el bochorno de la
mancha, uno de esos roces muy placenteros). Confesión de parte.
Performance de Regina Fiz que llevó la
productora La Pieza a la feria ARCO Madrid 2012 - Arco ARTFAIR Madrid. Tomoto Films, música de El
Intruso. Su paseo por la feria, vestida de negro y con mantilla.
En la Galería La Pieza podéis encontrar buena parte de las obras de esta performer brasileña, exponente del 'arte queer',
que vuela a menudo entre Lisboa y Berlín. Regina, revela ella misma, “es un
resultado y también un proceso, un tránsito, un camino sin retorno en busca de
otros géneros, otros cuerpos, otros deseos”. Les recomiendo especialmente su
inquietante Glory hole y el festivoQueer walk.
El penúltimo bochorno al que haré referencia es el coito mismo. Sí, así nombrado el acto, con esta palabra odiosa que designa lo que designa. Es que si nos viéramos desde fuera en el momento más trepidante y rítmico de la unión sexual, muchos huiríamos de nosotros mismos. De poético no tiene nada. De romántico, tampoco. El escritor argentino Rodolfo Fogwill lo hacía diálogo en la excelente novela Vivir afuera: tras el orgasmo, Wolff le espeta a Mariana: “Qué cosa más ridícula es coger”. Ella le dice que a ella le gustó y Wolff dice que a él también, pero insiste: “¿No te resulta ridículo, después?”.
El penúltimo bochorno al que haré referencia es el coito mismo. Sí, así nombrado el acto, con esta palabra odiosa que designa lo que designa. Es que si nos viéramos desde fuera en el momento más trepidante y rítmico de la unión sexual, muchos huiríamos de nosotros mismos. De poético no tiene nada. De romántico, tampoco. El escritor argentino Rodolfo Fogwill lo hacía diálogo en la excelente novela Vivir afuera: tras el orgasmo, Wolff le espeta a Mariana: “Qué cosa más ridícula es coger”. Ella le dice que a ella le gustó y Wolff dice que a él también, pero insiste: “¿No te resulta ridículo, después?”.
Es que, como bromeamos con mi amigo en la sobremesa del sexo, mejor
no pensarnos en esos minutos culminantes porque ahí sí que somos bonobos.
El último bochorno será el que cada uno de vosotros quiera contar.
Espero que, después de mis confesiones, narréis al menos una de vuestras
vergüenzas.
Por: Anne Cé | 09 de abril de 2012
Foto principal. De la serie First collection (second take), un proyecto de la provocadora Regina Fiz Santos en colaboración con el fotógrafo Rafael Gavalle. El cuerpo y su rebelión siempre como temática. Expuesta hasta el 18 de mayo en La Juguetería.
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