"Postureo" puro y duro: toda la verdad y
datos curiosos que quizás no sabía
¿Sabía que
los orangutanes con un miembro casi diminuto son capaces de muchas más posturas
que los humanos? Por no hablar de que pueden practicarlas colgados de un árbol.
Lo cuenta Jared Diamond, profesor de Geografía de la Universidad de California
en Berkeley, en su obra Why sex is fun. El acto, relata, puede durar hasta 15 minutos, un
tiempo récord comparado con los cuatro minutos de
media en nuestra especie. Pero eso no nos impide divertirnos, y mucho, postureando en la cama, o donde se tercie.
¿Qué es lo que se siente, de verdad, en cada postura y por qué? ¿Es lo mismo para ellos que para ellas? Es muy probable que usted tenga una clasificación de sus posturas sexuales favoritas. Quizá las mujeres cuando se ponen encima experimentan el poder mientras que el perrito a muchas les provoca un golpeteo casi doloroso que llega hasta el cuello del útero. Algunos hombres se quejan del aburrimiento del misionero, mientras que otros no terminan de entusiasmarse con el aspecto casi animal de la penetración desde atrás.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se producen unos 100 millones de actos sexuales cada 24 horas. Más allá de nuestros gustos y maneras, hemos indagado sobre cómo se siente más placer y por qué, qué diferencias claras se aprecian en el coito por sexos y qué posiciones pueden incluso ser arriesgadas. Sabemos que posturas hay tantas como la imaginación estime pero nosotros hemos analizado las cinco que, de acuerdo con encuestas de los Servicios de Salud Sexual de la Universidad de Columbia, más se practican en parejas heterosexuales (no por ello exclusivas para estas). Y usted ¿por qué postura se decanta?
¿Qué es lo que se siente, de verdad, en cada postura y por qué? ¿Es lo mismo para ellos que para ellas? Es muy probable que usted tenga una clasificación de sus posturas sexuales favoritas. Quizá las mujeres cuando se ponen encima experimentan el poder mientras que el perrito a muchas les provoca un golpeteo casi doloroso que llega hasta el cuello del útero. Algunos hombres se quejan del aburrimiento del misionero, mientras que otros no terminan de entusiasmarse con el aspecto casi animal de la penetración desde atrás.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo se producen unos 100 millones de actos sexuales cada 24 horas. Más allá de nuestros gustos y maneras, hemos indagado sobre cómo se siente más placer y por qué, qué diferencias claras se aprecian en el coito por sexos y qué posiciones pueden incluso ser arriesgadas. Sabemos que posturas hay tantas como la imaginación estime pero nosotros hemos analizado las cinco que, de acuerdo con encuestas de los Servicios de Salud Sexual de la Universidad de Columbia, más se practican en parejas heterosexuales (no por ello exclusivas para estas). Y usted ¿por qué postura se decanta?
1.
Misionero Los seres humanos son los únicos que practican
esta postura en la que el hombre penetra teniendo a la mujer debajo. Es una
manera más cercana de empezar el acto por la complicidad de la
unión cara a cara. Quizá lo peor de esta postura sea su nombre (fueron los
misioneros quienes se la enseñaron a los nativos de Samoa con finalidad
meramente reproductiva). En ella los hombres tienen el control y les facilita
llegar al orgasmo, aunque a veces puede darles la sensación de que son los que
hacen todo el trabajo. ¿Es la postura más recomendada para lograr el embarazo?
De acuerdo con Amy Levine, educadora sexual con master en Sexualidad
humana por la Universidad de Nueva York, "poner una almohada debajo de la
espalda de la mujer ayuda a elevar la pelvis, lo que facilita que los espermas
se muevan a través del cuello uterino y que viajen hasta el óvulo para
fecundarlo”. Sin embargo el doctor Fernando Salas, médico andrólogo de Mensolution, asegura que
"todo lo que existe es pura especulación y creencias populares sin
fundamento científico ni estadístico. Ningún estudio ha demostrado realmente
que determinada postura facilite la fecundación. Cualquiera es buena".
Vicente Palau, terapeuta e instructor de Kung Fu sexual en Body Language,
atribuye a lo de la almohada una función meramente sexual, porque así
"podemos elevar la pelvis y cambiar el ángulo de penetración lo que
permite la estimulación del punto G de la mujer y, al hombre, controlar el
ritmo y la intensidad". Rosario Castaño, psicóloga clínica y sexóloga
del Instituto
Palacios de Madrid dice que esta postura está bien "al
principio de la relación porque ayuda a crear más intimidad; sin embargo,
después de un parto, aunque no tiene por qué rechazarse, no es la preferida: la
penetración se suele sentir con menos intensidad". Por otra parte, "a
partir de los 45 a 50 años, la calidad de la erección disminuye y la capacidad
de lubricación también, así que se siente menos en esta postura".
2.
Perrito "Él se siente más poderoso y libre con
respecto a la pareja", nos dice Rosario: "Es una postura que suele
gustarle mucho porque le acerca más a la parte salvaje y animal de la
sexualidad. Lo mismo le pasa a ella, en cuanto a sentirse más cerca de sus
instintos, aunque no todas las mujeres la toleran". A ellos les suele
gustar la vista de la espalda, el sonido, la visión del acto en el que ellos
llevan las riendas, el acceso a los senos de ella si se inclinan hacia delante,
controlar el ritmo y el ángulo... Para la mujer también suele ser placentera
debido a que permite una excelente estimulación de las paredes frontales de la
vagina. "Al tener el dominio de los glúteos de ella, esta postura se
convierte en la favorita de los hombres, brindando una sensación visual
exquisita", expone Fernando Salas. "La mujer se siente deseada con
pasión y objeto de deseo intenso. La penetración suele ser profunda, y aunque
el clítoris no se toque, el punto G puede ser masajeado con fuerza",
concluye. Para Vicente Lumea, esta postura "aumenta el placer de ambos si
ella se arquea bajando la espalda y levantando el trasero, ya que permite una
penetración mas dirigida al punto G. Podemos experimentar nuevas
sensaciones si el hombre gira sus caderas al penetrar de modo que estimula
distintas zonas de la vagina, multiplicando el placer. Si la mujer baja los
hombros puede liberar una o las dos manos para estimular el clítoris al mismo
tiempo", asegura. Quizás no sea la elección más común para una noche
romántica pero parece ser la
postura más indicada para evitar los dolores de espalda del hombre, según la
conclusión a la que llegó un equipo de científicos de la Universidad de
Waterloo (EE UU).
3.
Frente a frente "Él
siente la presión de la vagina y las piernas lo que produce mucha más
excitación. A ella le suele gustar si tiene muy buena musculatura
vaginal y la sabe ejercitar, y si tiene confianza en sí misma y en la
pareja", dice la sexóloga y psicóloga Rosario Castaño. La libertad de
manos de ellos, les permite acariciar cualquier zona de ellas. Aunque no
siempre alcanzan el orgasmo en esta posición, a los hombres les gusta la
seguridad que ellas demuestran, totalmente expuestas a su vista, con
movimientos fuertes... Pero parece ser que esta postura tiene un serio riesgo:
la fractura de pene. Un equipo de científicos de la Escuela Médica de la
Universidad Estatal de Campinas (Brasil) examinó los casos de 44 hombres que presentaron,
en un período de 13 años, fractura en el pene. Publicado en la revista Advances
in Urology, concluyeron que la postura en la que la mujer está encima del
hombre, es la más peligrosa, la responsable de la mitad de todas
las fracturas de peneobjeto del
estudio. El motivo parece ser que al estar la mujer encima del hombre, este es
incapaz de saber si se está tratando de una penetración equivocada puesto que
el daño que provoca en la mujer es casi imperceptible. Fernando Salas opina que
esta postura es más emocional que sexual. "Aunque la penetración es
profunda, él disfruta menos y ella, al ser rostro a rostro, consigue esa
armonía del encuentro, el clítoris se ve estimulado de manera permanente con lo
que logra placer intenso". Pero Vicente Lumea sí cree que se experimente
placer sexual: "Tenemos contacto visual directo y manos libres para jugar
y estimularnos, la mujer tiene 'ventaja' y puede controlar el
ritmo y la profundidad de la penetración. Si ella está en forma puede elevarse
y, en cuclillas, subir y bajar en vertical sobre el pene lo que aumentará mucho
el placer de él y se obtendrá una penetración profunda. El número de
repeticiones depende de ella, si se cansa puede alternar con la postura
inicial, apoyada sobre él"
4.
De espaldas Combina la vista del perrito con la profundidad y
la emoción de la mujer cabalgando. El hombre está acostado boca
arriba y ella sentada encima dándole la espalda, por lo que él tiene una visión
directa de sus glúteos, "magnífica vista y excitación al límite, manos
libres para acariciar los glúteos y contemplar el movimiento de su pareja y su
pene entrando y saliendo del orificio del placer. Ella, penetrada en profundidad,
consigue máxima lubricación y el deseo intenso de cabalgar a
su hombre hasta quedar sin aliento", describe Fernando Salas. Cuando hay
un poco de inseguridad por cuestión de peso u otros factores, las posiciones
donde ellas se encuentran arriba son las mejores para olvidarse de ello. Debby Herbenick, directora
asociada del Centro para la promoción de la salud de la Universidad de Indiana,
explica que con estas posiciones se fomenta la confianza y
ayuda físicamente a las mujeres a tener el control. Pero no siempre son las más
placenteras, como comenta Rosario Castaño: "A él le suele gustar porque se
queda más libre de prejuicios y más conectado consigo mismo pero pierde
conexión emocional con la pareja. Ella puede sentir con mucha
intensidad o mucho dolor dependiendo de la longitud del pene y de la
elasticidad de las paredes de la vagina".
5.
La cuchara Esta postura, suave y dulce, "se define
tradicionalmente como muestra de cariño e intimidad. Es muy recomendable para
comenzar el día, cuando todavía estamos medio dormidos, para ir despertando
placenteramente. Los cuerpos están pegados, la espalda de ella con el pecho de
él. Podemos alejar la parte superior del cuerpo manteniendo la penetración para
cambiar el ángulo y hacerla más rítmica y potente. Si ella está embarazada hace
el sexo muy cómodo", asegura Vicente. Tiene fácil acceso al
clítoris y "está muy indicada en caso de vaginismo —contracción
involuntaria de los músculos del suelo pélvico—, para intentar la penetración
por primera vez, y de dispareunia —dolor durante las relaciones— por falta de
lubricación, problemas de caderas o dificultades para relajar toda la zona
pélvica. Requiere confianza y conexión con la pareja",
puntualiza Rosario Castaño. Pero no es apta para todos los públicos. "Es
necesario tener un miembro algo grande para penetrar en profundidad, y la mujer
deberá tener glúteos y muslos delgados, de lo contrario, la excitación máxima
será insuficiente", asegura Fernando Salas. Y en contra de lo que pudiera
parecer, la postura de la cuchara ha resultado no ser la más adecuada para
practicar sexo, según el estudio de la Universidad de Waterloo mencionado
previamente. En el experimento, con 10 parejas practicando las cinco posturas
más comunes, se hacía un seguimiento, mediante sistemas de captura de
movimientos infrarrojos y electromagnéticos, de la columna del hombre durante
la relación sexual con objeto de averiguar cuáles son las mejores posturas para
practicar sexo sin que la espalda sufra en tan pasional momento (la segunda
parte del infore estará dedicada a las mujeres). "Hay posturas que
producen más dolor", explica Rosario Castaño. "Si no hay suficiente
relajación o excitación por parte de la mujer, el misionero o ella encima de él
pueden producir molestias. Depende de cada persona, y en esto influye cómo está
posicionado el utero, la longitud del canal vaginal o el tamaño y grosor del
pene… El problema se puede producir porque el pene topa con la base del útero
creando movimientos que producen sensaciones desagradables".
https://elpais.com/elpais/2017/08/17/fotorrelato/1502969396_869747.html#1502969396_869747_1502983629
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