El pintor de origen burgalés Pablo Gallo publica en Ediciones del Viento un libro con 69 dibujos acompañados por textos de consagrados escritores
El ‘Libro
del Voyeur’ (Ediciones del Viento) de Pablo Gallo, un libro de contenido
amoroso, erótico y sensual, con dibujos del pintor y dibujante y creador de
vídeos, y 69 textos de autores muy diferentes, de todo el país. Este jueves,
trece, se presenta a las 20 horas en la librería Arenas de A Coruña. El
reportaje siguiente se publicó en el ‘Diario de Burgos’. Pablo Gallo ha sabido
crear una expectación especial en torno al libro: es un trabajador entusiasta e
indesmayable.
Quizás
por imitación, puesto que su padre pintaba, empezó él a garabatear papeles casi
antes de aprender a andar. Ahora, 35 años después, vive de su arte. Lo cual es
decir mucho en los tiempos que corren. Lleva quince años exponiendo su obra y
han sido numerosos los premios que en este tiempo ha conseguido. La próxima
semana dará un salto de calidad: la editorial Ediciones del Viento publicará El
libro de voyeur, una obra compuesta por 69 dibujos suyos acompañados por otros
tantos relatos de escritores de primera fila, tal es el caso de Andrés Neuman
(reciente Premio Alfaguara) o el burgalés Óscar Esquivias.
Aunque
Pablo Gallo nació en La Coruña, tanto su familia materna como paterna procede
del municipio burgalés de Los Altos, en cuya residencia familiar pasó todos los
veranos de su infancia y juventud y adonde sigue yendo muy regularmente, sobre
todo desde que hace cinco años estableciera su residencia en Bilbao. «En verano
paso largas temporadas y la tranquilidad del lugar es ideal para pintar. Siento
un gran vínculo con esa zona y sus gentes», afirma.
Viendo a su padre pintar en una casa llena de libros de arte y siendo visitante
a edad tempranda de todo tipo de exposiciones, la vida de Pablo sólo podía
tener un camino. «Recuerdo que a los trece o catorce años descubrí la obra y la
vida de Paul Klee y podría decirse que aquello me marcó de una manera
determinante», explica. A partir de ese hallazgo, sus influencias no se
hicieron esperar: «En la adolescencia hubo una época en que me influyeron
pintores matéricos como Tápies, Dubuffete o Barceló, pero decisivamente me
marcaron Francis Bacon, Balthus, Paul Klee, David Hockney, Edward Hopper,
Marcel Duchamp, Georg Scholz, Warhol, Beuys o Escher. Y siempre han estado ahí
artistas clásicos como Manet, Goya, Velázquez, Rembrandt, Zurbarán, Sánchez
Cotán, Caravaggio, Durero… También he disfrutado muchísimo con autores de cómic
como Robert Crumb o Moebius y de niño era adicto a Ibáñez y sus geniales
‘Mortadelo y Filemón’.
Así, sus influencias son de lo más variopintas. «Diría incluso que también me
han marcado mucho, a la hora de pintar, la literatura y la música, que han sido
siempre para mí un mar de inspiración indudable», apostilla. Por tanto, la obra
de este artista (palabra que le suena rara porque él se considera,
sencillamente, una persona a la que le gusta dibujar y pintar y que intenta
vivir de ello, lo que poco a poco va consiguiendo) es una suma de muchas de sus
influencias, aunque podría calificarse como de cierto realismo cercano al pop.
«Pero no me gusta etiquetar lo que hago, considero que es más una labor de los
críticos. Ante el papel o el lienzo en blanco, uno no piensa en etiquetas».
Aunque luego las imágenes varíen, Pablo suele partir de fotografías para
realizar mis pinturas o dibujos y con una especial obsesión: la luz. «La luz es
lo que más me interesa cuando me pongo a trabajar. Soy daltónico, no en un
grado muy alto, pero confundo ciertos colores y los científicos dicen que los
daltónicos captamos una mayor intensidad de luz. A mí las luces y sombras
siempre me han fascinando, me parecen un misterio que intento desentrañar en
cada trabajo. Es lo que más me interesa captar», señala.
El libro. Durante el año 2007 Pablo inició una
serie de dibujos eróticos circulares. «Cuando llegué al centenar los extendí
por el suelo, tal y como acostumbro a hacer para contemplarlos a cierta
distancia, entonces pensé que estaría bien verlos reunidos en un libro. Después
se me ocurrió que no estaría nada mal acompañar los dibujos con textos de muy
diferentes escritores», explica a propósito de El libro
del voyeur, que estará en las librerías a partir del 10 de mayo.
Con esa idea, comenzó a buscar emails de escritores por blogs y webs
literarias, y sin conocerles personalmente les envió su propuesta; muchos
empezaron a responder con entusiasmo y poco a poco fue consiguiendo las
colaboraciones hasta conformar el libro.
«También colabora gente del mundo de la música a la que admiro, como Nacho Vegas, Antonio Luque o Javier Corcobado. Con los dos primeros contacté enviando la propuesta a sus respectivos sellos discográficos, y enseguida contestaron ellos positivamente. Y al final parece que todo esté conectado, pues fue el magnífico escritor burgalés Óscar Esquivias quien me sugirió que probase a presentar el proyecto en la editorial que publica sus libros, Ediciones del Viento, una editorial situada en La Coruña, mi ciudad natal. Al editor, Eduardo Riestra, le entusiasmo la idea y enseguida me llamo diciéndome que quería publicar El libro del voyeur. Así que siempre estaré agradecido a Óscar por su mediación», subraya.
«También colabora gente del mundo de la música a la que admiro, como Nacho Vegas, Antonio Luque o Javier Corcobado. Con los dos primeros contacté enviando la propuesta a sus respectivos sellos discográficos, y enseguida contestaron ellos positivamente. Y al final parece que todo esté conectado, pues fue el magnífico escritor burgalés Óscar Esquivias quien me sugirió que probase a presentar el proyecto en la editorial que publica sus libros, Ediciones del Viento, una editorial situada en La Coruña, mi ciudad natal. Al editor, Eduardo Riestra, le entusiasmo la idea y enseguida me llamo diciéndome que quería publicar El libro del voyeur. Así que siempre estaré agradecido a Óscar por su mediación», subraya.
La sensualidad es la esencia del libro. «Me interesa mucho el tema; al fin y al
cabo se trata del deleite de los sentidos, y siendo este un libro para mirones,
el deleite de la vista debería estar garantizado. En muchos de los dibujos
aparecen libros en plena escena erótica, me apetecía hacer una especie de
comparación, de manera irónica, entre la fogosidad de las relaciones amorosas y
el hecho de devorar un libro que nos apasiona. Procuro vivir disfrutando de los
placeres de los sentidos, que son infinitos y muy variados».
Los dibujos de la obra tienen cierto aire de grabado. Están realizados con
tinta china, plumilla, pilot y pincel. El formato circular de cada uno hace que
parezca que uno mira a través de un agujero, «que hay algo oculto más allá,
creo que eso hace que sean inquietantes», explica el artista. Sobre el número
de los dibujos y los textos, 69, el pintor dice que, en un principio, no fue
algo premeditado. «No fue premeditado en un primer momento, pero cuando las
colaboraciones se iban acercando a ese número, lo vi clarísimo. Hasta que un
día me encontré en Bilbao con el músico y poeta Javier Corcobado, le invité a
participar y dijo que sí. Era el número 69 y el cierre perfecto».
Pablo reconoce que los numerosos premios que ha recibido no le han abierto puertas.
«Queda muy bonito verlos en el currículo y hay algunos que a nivel monetario no
están nada mal, así que son una buena ayuda cuando uno está empezando. Pero lo
que se dice abrir puertas, creo que se abren a base de meter muchas horas en el
estudio, de dibujar y pintar de manera compulsiva, sin descanso, y después
buscando una vía para que todo eso vea la luz». En este sentido, el artista
lleva quince años realizando exposiciones de manera continuada y ha visitado
infinidad de lugares con su dossier bajo el brazo. «Ha sido durante mucho
tiempo la manera de ir dando a conocer mi trabajo y de llegar a la gente. Pero
la verdad es que durante los dos años que llevo con mi blog
(elblogdepablogallo.blogspot.com) mi obra ha llegado a más gente y han surgido más
proyectos que en estos quince años de exposiciones. Internet es ahora una
herramienta increíble para todo aquello que tenga que ver con la imagen». Sobre
una posible exposición en Burgos, Pablo Gallo afirma no tenerlo aún previsto,
aunque le gustaría dada la enorme vinculación que tiene con esta
tierra.
R. PÉREZ BARREDO | Burgos / Diario de Burgos
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