Desnudo femenino reclinado, de Julien Vallou de Villeneuve, 1853
El desnudo en la fotografía es ya todo un género, pero un siglo antes
que artistas como Richard Avedon, Robert Mapplethorpe y Helmut Newton lo
perfeccionaran, otros pioneros exploraron las variadas vías de retratar el
cuerpo al natural y sin ropajes.
En los albores del género, las fotografías de desnudo se emplearon como
sustitutos de los modelos reales para pintura. Era un modo de ofrecerle al
artista un posado natural, sin tener que colocar al modelo ante él durante
horas. Una de las obras expuestas, una impresión en papel salado de 1853, del
francés Julien Vallou de Villeneuve, titulada Desnudo femenino reclinado,
es la obvia inspiración del óleo del también francés Gustave Coubert de
nombre Mujer con loro, de 1866, también
expuesto en el mismo museo.
En la exposición se ofrecen varias muestras de ese uso casi utilitarista
del desnudo en fotografía, en tiempos de los pioneros del siglo XIX. Se
exhiben, sobre todo, retratos de mujeres, y uno de un hombre. Según el gusto
artístico e historiográfico de la época, los retratos expuestos tienen tintes
clasicistas, convirtiéndose en imitaciones del gusto atribuido a la era
grecorromana. Es especialmente representativo un desnudo femenino
anónimo de 1856, que remite a las conocidas esculturas de la diosa Venus.
Casi con el mismo sentido de la utilidad, en la era de los pioneros se
empleó la cámara con fines de registro científico. Hay en esta exposición una
imagen, tomada por Nadar en 1860, que muestra las partes íntimas de un
hermafrodita. Se exponen también estudios de movimiento, de musculatura
masculina e incluso algunos retratos de corte etnográfico, como Chicas zulú, de 1892-93, del estudio de G. W. Wilson.
Prolegómenos a la toma de conciencia de la fotografía como arte, esas
secciones abren la vía al verdadero ingreso del desnudo en elevados círculos
estéticos. En período de entreguerras, artistas como Brassaï, Man Ray, André
Kertész y Bill Brandt comenzaron a integrar en sus obras la figura femenina al
desnudo. Llevaron las posibilidades técnicas de sus instrumentos hasta el
extremo, y pasaron del naturalismo más riguroso a la vanguardia más osada.
Un buen ejemplo de ello es Desnudo, tomada
entre 1931 y 1934 por el francés nacido en Rumanía Brassaï. El cuerpo, tal y
como se compone el retrato, queda mutilado y convertido en una sucesión de
curvas y relieves, luces y sombras, en la línea de las vanguardias de la época.
Se exhiben también diversas distorsiones
ópticas de Kertész, nacido en Hungría y emigrado a Estados Unidos.
Empleando espejos de distorsión, logra un efecto expresionista, de extremidades
desmesuradas y cuerpos irreconocibles.
Desnudo de Brassai, 1935
Tras la época de experimentación, a finales del siglo XX los grandes
autores de la fotografía comenzaron a emplear el desnudo como una forma de expresión
personalísima, integrando la figura humana dentro de su propio discurso. Uno de
los maestros del desnudo en esa corriente fue el norteamericano Robert
Mapplethorpe, que colocó sus instantáneas en el centro de una guerra cultural,
por su registro del homoeroticismo y de las conductas sadomasoquistas. De él se
exhibe aquí un retrato de Patti Smith tomado en 1976.
En la misma corriente, si bien con un estilo distinto, se hallan Hombre jubilado con su mujer en su casa en un camping nudista una
mañana, Nueva Jersey, de 1963, y Un hombre desnudo siendo una mujer, Nueva York, de
1968. Ambas pertenecen a Diane Arbus, una fotógrafa que centró su carrera en
observar minuciosamente la extrañez en la esencia humana. Son ambas obras
homenajes velados a aquellas personas tachadas de marginales por su diferencia.
Y en ese propósito, el desnudo tiene, también, un papel esencial.
FOTOGRAFÍAS DE AMANDA.COM:
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