La flor
sedienta de mi templo
clama la daga erecta de placeres.
Desciendes
resbalas,
leyéndome la piel
lloviznada de besos.
Diestra tu mano
hundida en la cuenca
en mis rosas.
Mi sangre hierve
desnuda,
bramando silente
en el dramático fuego
que se dibuja en tu mirada.
Gotea el éxtasis
sembrado en la profundidad de mi alma
esparciendo en sus raíces
un suspiro masturbado,
me lames,
me devoras.
reinventado el brazo asido a mi cintura
encumbrando la respiración orgásmica
de mis entrañas.
Modelo: Ana Ramírez
Fuente: www.poringa.com
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