«Dedos de madreselva en bosques encantados,
frágiles dedos viajando por mi vientre, buscando agua de plata y aroma de
cerezas. Cinco cintas ardientes, cinco glaciares, cinco azores que arañan,
cinco cuchillos que llegan a los huesos. Cinco espadas. Y también cinco lunas y
cinco madrugadas de caballos salvajes corriendo hacia el abismo.» Luciano
García Lorenzo.
En numerosas mitologías, las ninfas
(del antiguo griego nymphé) son divinidades subalternas, miembros
de un gran grupo de espíritus de la naturaleza del sexo femenino. Se
diferencian las ninfas de los bosques (dríades), de las montañas(oréades),
del agua dulce (náyades) y de los mares (nereidas). Suelen
convivir con sus equivalentes masculinos, los sátiros.
La palabra griega “nymphé” tiene
varios significados entre ellos “jovencita en edad casadera”, “novia”,
y ”virgen”. De hecho, las ninfas personifican las
actividades creativas y productoras de la naturaleza. Permanecen ligadas a un
lugar o elemento en particular, como un manantial, un arroyo, un monte o
una arboleda, y pueden ser objeto de un culto local. Acompañan a veces a otras
divinidades formando parte de su cortejo.
Se decía que las ninfas eran
convocadas a las reuniones de los dioses en el Olimpo y que eran
hijas de Zeus. Se representan en obras de arte como hermosas
doncellas que aman, cantan y bailan. Poetas posteriores las describen a veces
con cabellos del color del mar. Aunque nunca envejecen ni mueren por
enfermedad, y pueden engendrar de los dioses hijos completamente inmortales,
ellas mismas no son necesariamente inmortales, pudiendo morir de distintas
formas.
Homero las describe
con más detalle presidiendo los juegos, acompañando a Artemisa, bailando con
ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el
destino de los mortales. A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como
ayudantes de otras deidades principales, como el profético Apolo,
el juerguista dios del vino Dioniso y dioses rústicos como Pan y Hermes.
Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros dioses.
Las dríades fueron inicialmente
tres ninfas, diosas menores ligadas a losárboles, principalmente a
los robles o encinas. El apelativo de dríades se
extendió posteriormente a las figuras divinas que presidían el culto a losárboles y
al bosque.
Una dríade es, en la mitología griega,
una ninfa o espíritu femenino de los árboles. En griego
antiguo ”drys” significa roble. Se las
considera normalmente criaturas muy tímidas y que se muestran raramente, con la
excepción de la diosa Artemisa conocida por su amistad con la
mayoría de las ninfas.
Algunas dríades protegían las manzanas
de oro que contenía el Jardín de las Hespérides. No
eran inmortales aunque podían vivir largo tiempo. Entre las más conocidas se
encuentran Eurídice, la mujer de Orfeo, y Dafne que
fue perseguida por Apolo y a la que los dioses convirtieron en
árbol de laurel. La tradición hará más tarde la distinción entre dríades y hamadríades,
estas últimas ligadas específicamente a un árbol, mientras que las
primeras errarían libremente por el bosque.
Las dríades se muestran como bellas
jovencitas y encarnan la fuerza vegetativa de los bosques, en los que pueden
moverse con libertad de noche y de día. Divinidades menores protectoras de los
bosques, las dríades bailan en corro alrededor de los roblesa
las que están consagradas. Al contrario que las hamadríades, podían
sobrevivir a los árboles a los que protegían.
Estas ninfas se representan en el arte
con forma de mujeres de las que la parte inferior del cuerpo se funde en parte
del tronco o de las raíces de un árbol. Desnudas en su parte humana y a
veces cubiertas parcialmente por una cabellera abundante que flota sobre sus
hombros a merced del viento. Sobre la cabeza una corona de hojas de encina y, a
veces, ramas de árbol con sus hojas y con sus frutos. En tanto que guardianas
de los bosques, se representa a estas ninfas a veces con un
hacha en las manos, con la finalidad de poder castigar a los que atacasen a los
árboles que custodiaban. Otras representaciones, las muestran vestidas de un
tejido verde oscuro, con calzado de corteza de árbol.
Las dríades de describen generalmente
como seres dulces y benevolentes que ayudan a los viajeros perdidos a
reencontrar su camino, dan de comer a los pastores, juegan con los niños
perdidos en el bosque y se ocupan de los caballos en los establos. Sin embargo,
se achaca a algunas de entre ellas la maldad de empujar a los viajeros que
bordean los precipicios.
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